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A PROPÓSITO DE LOS CINCUENTA AÑOS DE LA ALTERNATIVA DE “CURRO” ROMERO... Y QUIEN ASUSTABA DE VALIENTE.
- Categoría: taurinas
- 19 Abril 2009,
- NUESTRO JAÉN
A PROPÓSITO DE LOS CINCUENTA AÑOS DE LA ALTERNATIVA DE “CURRO” ROMERO... Y QUIEN ASUSTABA DE VALIENTE.
Es correcto, las fechas se olvidan, tanto se acumulan al paso de los años que se van hasta atrás de la alacena cerebral y es difícil recordarlas con regularidad. En días pasados leía que ya se cumplieron medio centenar de años en que el llamado “Faraón de Camas”, “Curro” Romero, se convirtiera en matador de toros, por eso mismo de inmediato, se me vinieron a la mente dos cosas que hoy les comparto, algo comentado por un queridísimo amigo mutuo, Rubén Salazar Ávila, fallecido hace ya dos años... A mediados de los años cincuenta, Rubén Salazar partió a la península ibérica en la búsqueda de fama, de gloria, de torear lo más que se pudiera, lo que cayera iba a ser muy bueno, ilusiones repletas, a tope, bolsillos vacíos, recomendaciones si, sus pasados y cercanos triunfos por México capital y plazas de provincia lo avalaban... Se instalo Rubén, por órdenes de su apoderado, bajo la sombra y cobijo de “La Giralda”, ahí seria su cuartel general, de ahí partiría a cumplir los pocos o muchos contratos que se le consiguieran o se ganara. Logró el mexicano debutar en “Las Ventas”, si mal no lo recuerdo fue la misma tarde que lo hizo el venezolano César Girón, festejo de cuatro novilleros, y al vérsele bien aun sin cortar apéndices, comenzó a torear con cierta regularidad... Era Rubén un muy fiel amigo, muy platicador, muy jovial, muy simpático, MUY BROMISTA, ya verán el porque lo escribo con mayúsculas, y por lo mismo es que no le costó trabaja hacer amistades y obviamente que una de ellas lo fue “Curro” Romero del cual me comentó... –“Curro” sabia que a las orillas del Guadalquivir había campamentos de gitanos y ahí me llevaba muy seguido, él conocía a algunas muchachas que ahí habitaban y nos vendían cenas muy baratas, un chorizo riquísimo, preparaban una fabada con abundantes carnes, unos caldos de cordero que revivían a un muerto, yo pagaba pues por lo general era los días que me mandaban de casa unos dolarcitos y la verdad era que intentaba quedar bien con él, tenia una parienta que me gustaba mucho y esa era la manera de estar cerca de su familia, que por cierto me trataban de maravilla”... En México la publicidad de Rubén decía, “Asusta de valiente”, y esto era cierto, fue un torero espartano valor pero no escaso de de detalles de clase, de arte, nunca jamás comparados con la de su nuevo amigo que ya comenzaba a destacar y dejar ver quien sería... Por supuesto que radicando en Sevilla, ya lo decía, pronto se hizo de amistades en los lugares a donde los taurinos acudían, un jovencito de escasos doce o trece años se volvió su sombra, le seguía para todos lados, le invitaba a casa y era para él un verdadero ídolo, lo presentaba por doquier, a donde podía presumir que el mexicano era su amigo con gusto lo hacia... Me contó Rubén... “Me atiborraba de preguntas, que si conocía a “X” torero, que si la plaza México era tan enorme que asustaba, que si la embestida del toro mexicano era diferente, que si yo tenia miedo y que si era cierto era muy valiente. Me caía bien esa criatura, no me molestaban sus insistentes preguntas ya que intuía todo era por una afición desmedida, quería conocer todo”... Rubén tenía dos corazones, el más chico era el que le bombeaba sangre a su cuerpo, el más grande era para ver por sus amigos, Rubén era “más bueno que el pan”, un hombre que siempre luchó por abrirles, o cuando menos aligerarles, el camino a los novilleros, a todos nos llamaba “compañero”, bueno para jugar baraja, para tomarse de vez en cuando unos tequilas, sobre todo para cocinar platillos españoles, los mismos que le enseñaron en casa de su joven seguidor y admirador al cual dejaba de ver cuando en la compañía de “Curro” Romero se iban... “por ahí”... Me emocionan estos recuerdos, la garganta se me hace un nudo, acordarme me da tristeza, pase los últimos tres años de su vida viéndolo a diario, Rubén me hizo el favor de conseguirme una casita de campo en la ex hacienda de “Peñuelas”, muy cerca a donde él vivía desde hacia ya varios años por motivo de su segundo matrimonio, había perdido gran parte de su vista y aun así a diario jugábamos conquianes, nunca me ganaba, siempre le robaba que es muy diferente, le hacia enojar y a final de cuentas me solicitaba un ultimo juego en el cual apostábamos exactamente la cantidad que había perdido y en este si que se reponía, me ganaba todo... Fue un torero extremadamente valiente y por raro que parezca, las cornadas eran escasas, cierto que cojeaba un poco, me parece que de la pierna izquierda, y fue causa de un accidente fuera de los ruedos, de niño, se partió con el cuello de una botella rota, el tendón de Aquiles y así quedo pa´los restos... Palabra que se le extraña, en esto coincidimos todos, nunca voy a olvidarlo como “compañero”, esas tardes, muy escasas para no mentir, que coincidimos por esos pueblos olvidados de las civilizaciones actuales, siempre se portó como tenia que ser, como un verdadero compañero y sin protocolos como lo mandan las costumbres con los matadores de toros, para él todos éramos iguales, éramos sus compañeros simple y sencillamente y por lo mismo sus sabios consejos emanaban de inmediato, salían de su segundo corazón, el mas grande... A “Curro” Romero siempre le mencionó con recuerdos bonitos y humanos, por cierto que tuve la enorme fortuna, fortuita, de verlo debutar en México, fue en la ciudad de Guadalajara a principios de los años sesenta, al lado si mal no recuerdo, de Procuna y de Alfredo Leal, en esa preciosísima plaza “El Progreso”... Y para que no se queden con dos dudas. El niño que siempre le siguió por Sevilla se llama... Francisco Camino Sánchez, “Paco Camino”, el mismo “Niño Sabio de Camas” y que desde luego continuó con la fraternal amistad en sus constantes viajes a este país azteca, en varias oportunidades invitarlo por largas temporadas a convivir y recordar pasados tiempos, en su finca... Lo de escribir con mayúsculas lo de “bromista” es por lo siguiente... Había, su servidor, comparado una muy fina camisa blanca, muy cara, para las ocasiones especiales a las cuales no soy muy afecto y cierta noche recibí la llamada de Rubén, hijo que con voz entrecortada me avisaba que mi querido amigo había fallecido hacia escasos dos minutos. De inmediato me traslade al Instituto Mexicano del Seguro Social y efectivamente fui testigo de los momentos en que de la habitación hospitalaria salían con un cuerpo inerte, el de mi amigo Rubén Salazar Ávila... Minutos después y ya en la funeraria, su hijo Lorenzo, entregó a los empleados del lugar un traje de calle, de vestir, y los mismos avisaban faltaba una camisa para vestir bien al torero y de inmediato me traslade a casa, la hora no era correcta para hacer ruidos o prender luces, solamente estire la mano una vez que abrí el closet y de inmediato regrese a donde pasaría la noche acompañando a mi amigo... Les digo que no soy muy dado a asistir a fiestas de gala, de molestos, incómodos y apretados trajes, pero cierto día se me antojo vestir de jeans, pantalón vaquero, camisa blanca y mis eternos botines y así lo hice. Pasados unos minutos, ya en la calle, me di cuenta que efectivamente tenia camisa blanca pero no la elegante, la fina, la cara, la de alto costo y ahí caí en la cuenta que desde el más allá, me hizo la ultima de sus acostumbradas bromas, se llevó mi camisa elegante... Creo que esta en buenas manos mi cara camisa, eso y mas le salía debiendo a un amigo tan noble como Rubén, una elegante camisa que ahora luce ¡UN TORERO!... ¡Amigo y compañero Rubén, hasta donde estés te mando un abrazo!... ¡Guárdame un lugar y tenlo por seguro que llevo baraja!... Nos Vemos.
Informa: Julio Pedro Jimenez Villaseñor
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