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El Güejareño e Ivo Álvarez, a hombros en Valcabra.
- Categoría: taurinas
- 10 Mayo 2009,
- NUESTRO JAÉN
El Güejareño e Ivo Álvarez, a hombros en Valcabra.
El matador de toros granadino José Antonio Cejudo El Güejareño y el novillero Ivo Álvarez salieron a hombros del festejo mixto celebrado en la tarde de ayer domingo en la pedanía de Valcabra, Caniles.
Con más de media plaza se han lidiado toros y utreros de Los derramaderos, terciados. Uno para rejones, manejable y con movilidad, dos toros para El Güejareño, primero parado y aquerenciado y segundo noble y templado, y dos utreros –tercero y quinto-, el primero de ellos con poco recorrido y listo, y el otro noble y alegre.
El rejoneador Agustín Solano, oreja; José Antonio Cejudo El Güejareño, dos orejas en ambos; el novillero Ivo Álvarez, dos orejas y rabo y oreja.
El festejo tuvo su punto de romanticismo, hacía el paseillo El Güejareño tras 10 días de huelga de hambre en la puerta de la plaza de toros de su Granada. Lo hacía para pedir a la antigua una oportunidad en los carteles de la monumental de Frascuelo. Y por otro lado, por primera vez en la historia, esta pedanía de varios centenares de habitantes celebraba toros con motivo de sus fiestas.
A apenas cinco kilómetros de Baza, Valcabra, perteneciente a la localidad granadina de Caniles, se echó palante a través de su comisión para las fiestas y celebró este festejo mixto con picadores que no defraudó a los mil espectadores que se dieron cita en la portátil instalada para la ocasión.
Agustín solano cortó una oreja tras una labor intermitente, desigual, en la que a veces acertó en la colocación de rejones y banderillas y en otras ocasiones el embroque salió más desajustado. Vaso medio lleno o medio vacío, según lo miremos y según lo midamos, dependiendo de nuestro grado de exigencia puntual.
El Güejareño sintió el calor del público, sabedor de la gesta protagonizada por este torero a favor de conseguir algo que se le prometió y que él considera justo. Se le notó todo lo acontecido en su primero, un toro agarrado al piso, con querencias acusadas y que se defendió en todo momento. El matador, ante un antagonista sin posibilidades, acusó los nervios lógicos del que torea muy poco y lleva además diez días durmiendo en la calle sin alimentarse en condiciones.
Pero salió el cuarto, un toro más noble, con más recorrido, y que se dejó bastante aunque no llegaba a humillar al final del muletazo. Le faltaba los finales, como dicen ahora los profesionales. El Güejareño salió distinto, más centrado, en torero, mucho más tranquilo. Y se vio a un profesional haciendo las cosas muy bien, colocándose en el sitio, templando las embestidas y sacándole el máximo partido al CarlosNúñez. Hubiese cortado el rabo, pero pinchó previamente a una estocada y el toro tardó en echarse. Se había obrado el milagro, parecía que El Güejareño había toreado quince corridas, y estaba en su primer paseillo. Son las cosas del arte más bonito del mundo: un profesional sin torear apenas, en huelga de hambre durante diez días, y durmiendo en la calle, se pone el traje de luces y está bien. Lo lógico era lo del primer toro, y en su segundo venció la historia romántica del toreo.
Por su parte, Ivo Álvarez cortó tres orejas y un rabo. El rabo lo cortó en el novillo más malo, y la oreja en el mejor astado de la tarde. Son las cosas de la espada.
Tiene buenas maneras y buen concepto del toreo este novillero granadino. Destacó con el capote con los dos de su lote. En el primero, con poco recorrido y que aprendió pronto, recibió una voltereta por quedarse quieto. Anduvo peleándose con el animal poniendo mucho de su parte y acertó con la espada, cortando los máximos trofeos.
Al que cerraba plaza, un colorao muy en Núñez, lo cuajó de capote y lo entendió con la muleta. El novillo fue noble y duró mucho en la franela, fue alegre aunque le faltó salir de los engaños humillado en lugar de con la cara a media altura, pero tal y como está hoy en día la cabaña brava fue un ejemplar más que aceptable para practicar el toreo moderno. Ivo se templó y corrió la mano con buen trazo y buenas intenciones. Su estética de torero también le ayuda a componer. Hubiese cortado otro rabo de acertar a la primera, pero la historia con los aceros se demoró demasiado y sólo cortó una oreja.
Informa: Eduardo Duarte Salguero.
www.ruedosdelsur.com
Fotos Juan Muñoz www.nuestrojaen.es
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